jueves, julio 17, 2014

Frente a la firma del “Acuerdo Comercial Multipartes” entre Ecuador y la Unión Europea:


Finalmente pudo más la presión del sector agroexportador que las mismas
convicciones del Presidente Rafael Correa y otros funcionarios de su gobierno sobre los impactos negativos de los tratados de libre comercio, sobre los cuales el Presidente hizo manifiesta su posición en el 2006 con la publicación de “El rostro oculto del TLC”. Claro está, pudo más también que la crítica desde sectores académicos, desde algunas ONG, e incluso desde los movimientos sociales. Y no sorprende que hayan podido imponerse los intereses de los grandes exportadores y de la agroindustria – aunados desde luego a los intereses de las corporaciones transnacionales europeas – pues han sido los representantes de estos sectores quienes han acompañado a la delegación oficial durante todo el proceso de negociación; oportunidad que ni de cerca tuvieron los representantes de los sectores que muy probablemente se verán afectados si el acuerdo firmado llegara a ser aprobado e implementado, a saber, los agentes de la agricultura familiar campesina, de la pesca artesanal, de la pequeña industria, pequeños productores, usuarios y usuarias de servicios de salud, entre otros.

Tampoco importó, en última instancia, la incompatibilidad de un acuerdo de este tipo con la tan aclamada y poco respetada Constitución de Montecristi; incompatibilidad que influyó, entre otros factores, para que las negociaciones con la Unión Europea se suspendieran en el 2009, toda vez que se identificaran –para preocupación de los negociadores europeos– claras contradicciones con principios constitucionales entre los cuales podemos nombrar el no sometimiento a instancias de arbitraje internacional para la solución de controversias entre el Estado ecuatoriano y empresas transnacionales, el aprovechamiento del sistema de compras públicas para impulsar el desarrollo de la economía popular y solidaria, y el garantizar la soberanía alimentaria.

Así, el día de ayer, 16 de julio de 2014, se cerró en Bruselas, Bélgica, el acuerdo por el cual Ecuador se adheriría al “acuerdo comercial multipartes” firmado por la Unión Europea con Colombia y Perú en el 2012; acuerdo que es oficialmente reconocido en dichos países como un tratado de libre comercio o TLC. De hecho, las negociaciones se han llevado a cabo en base a la cláusula de adhesión contenida en el artículo 329 de dicho documento, lo cual significa que el acuerdo alcanzado por la comisión negociadora ecuatoriana no se distinguiría, en lo sustancial, del acuerdo firmado por nuestros vecinos andinos. Sin embargo, el gobierno ecuatoriano ha sostenido enfáticamente, desde que se retomaron las negociaciones con la Unión Europea, que no se estaba negociando un TLC sino un “acuerdo comercial para el desarrollo”.

En tal virtud, hacemos un llamado al gobierno del Presidente Rafael Correa para que haga público y transparente el contenido del acuerdo comercial alcanzado ayer entre Ecuador y la Unión Europea, pues no se puede decidir sobre un tema tan relevante para el país sin un claro conocimiento y la participación de todos los sectores de la sociedad. Además, instamos al Presidente a señalar cuáles son las grandes diferencias de este acuerdo con el firmado por la Unión Europea con Colombia y Perú, así como las cuestiones de fondo que lo distinguirían de un típico tratado de libre comercio.

Finalmente, es importante señalar que este acuerdo debe pasar por un proceso de validación ante la Corte Constitucional del Ecuador, así como por un proceso de discusión y aprobación por parte de la Asamblea Nacional y del Parlamento Europeo, siendo quizás ésta la última oportunidad que tenga el pueblo ecuatoriano para conocer cabalmente el contenido de este acuerdo, discutir sobre su legalidad y legitimidad, y tomar las acciones necesarias para impedir su ratificación, de ser el caso.



Centro de Derechos Económicos y Sociales

Observatorio de Derechos Colectivos

Ecuador Decide.

Frente a los acuerdos entre el Gobierno del Ecuador y la UE


 DEMANDAMOS DE LA COMUNIDAD INTERNACIONAL, DE LAS ORGANIZACIONES SOCIALES, DE LOS GOBIERNOS PROGRESISTAS, SE
PRONUNCIEN FRENTE A ESTA POLÍTICA NEOLIBERAL

Después de tantos años de lucha y resistencia del pueblo ecuatoriano, y el discurso oficial, Ecuador firma, adhiere al “Acuerdo Multipartes (TLC) firmado por Colombia y Perú”

sábado, julio 12, 2014

Se realizará la cuarta y última ronda de negociación del TLC con la UE

Ecuador y la Unión Europea reanudan negociación comercial

Ecuador y la Unión Europea  (UE) iniciarán desde el lunes en Bruselas la cuarta ronda de negociaciones de un acuerdo comercial, que Quito aspira que sea distinto a un Tratado de Libre Comercio  (TLC) , informó el ministerio de Comercio Exterior.



Rueda de Prensa sobre tercera ronda de negociación

Ecuador. Acuerdo UE: ¿capitulación inevitable?

Magdalena León

ALAI AMLATINA, 11/07/2014.-  Que las cuestiones económicas se definen o están determinadas por relaciones de poder es quizá más evidente cuando se trata de los asuntos internacionales, de la geoeconomía. En estos días, cuando se ha presentado como ineludible la firma de un Acuerdo Comercial con la Unión Europea, sentimos el peso específico de esos poderes.

Al iniciar el siglo los tratados de libre comercio, en particular el ALCA en el continente, fueron impulsados como instrumento clave de la agenda neoliberal. Procesos de resistencia desde los pueblos -que incluyeron profundos análisis económicos para develar las implicaciones de sus contenidos- aunados a intervenciones decisivas de gobernantes impulsores de cambios, llevaron a frenar en 2005 la imposición de tal Acuerdo lesivo a nuestros países. Desde entonces, la realidad en torno a los tratados comerciales no se ha simplificado, al contrario ahora, crisis y búsqueda de recomposición capitalista con agenda neoliberal recargada por medio, es más compleja, si cabe más enredada. Por eso, cualquier análisis y, peor aún, toma de decisiones al respecto, debería recoger lo andado y poner en perspectiva nuevas implicaciones, nuevos datos de la realidad.

El nombre de los instrumentos parece haber pasado a un segundo plano, la declaración de principios sobre el libre comercio puede o no estar en el titular (acuerdo, tratado o lo que fuera), mientras se ubique en la médula de su estructura.  Ese meollo no alude, en sí, a la relación comercial convencional entre países o grupos de países, con más o menos controles o regulaciones, con más o menos flujos de más o menos productos. Lo medular tiene que ver con la institucionalización mundial de los ‘derechos’ de las corporaciones y empresas privadas frente a los países, con la formalización y protección de los intereses privados y particulares frente a los públicos y comunes. Por supuesto esto reviste grandes complejidades -geopolítica por medio-, pero en esencia se trata de la relación de los estados -todos, los del Norte y los del Sur global- con las corporaciones, en momentos en que éstas detentan ya un poder superlativo.

Quizá esto, que ha sido uno de los llamados de alerta en las luchas de resistencia desde el Sur a estos instrumentos, se vea más claro al considerar el tratado que actualmente se negocia entre UE y USA. Es decir, no se trata, como tendíamos a mirar, de instrumentos sólo para consagrar las desiguales e injustas relaciones entre países enriquecidos y empobrecidos, entre el Norte y el Sur, hoy en ese tratado entre ‘pares’, entre los poderosos del Norte, se disputan precisamente los alcances de las corporaciones frente a los estados.

A ese nivel ¿qué tipo de conflictos puede surgir? Un ejemplo de los más blandos es el actual proceso de venta de la corporación privada francesa Alstom, que por su tamaño y por estar en el sector estratégico de energía ha recibido en varios momentos ventajas e inyección de recursos públicos, cuya compra han disputado la norteamericana General Electric y la alemana Siemens. Las voces públicas aparecen un poco tarde para reclamar ser consultadas, para intervenir de algún modo en una transacción en la que están en juego los recursos públicos invertidos, el control de las capacidades industriales del país y de temas estratégicos y de interés público como el manejo de transporte público involucrado. Vemos estados y poderes públicos a la zaga, disputando algún poder de negociación ante estas corporaciones que tienen el poder de hecho, no sobre ‘sus propiedades’, sino sobre procesos estratégicos que incluyen recursos públicos -los invertidos directamente y los que hacen parte de las condiciones creadas para la famosa ‘competitividad sistémica’-, asuntos de interés general, pero que están siendo manejados y definidos desde el poder y el interés privado. 

Esta es la UE con la que se negocia, representada por un aparente poder público con real dominio de las corporaciones que a estas alturas no influencian, controlan.

En este contexto, en que la UE en tanto articulación de países, en tanto expresión de poderes públicos no tiene capacidad o posibilidades de definir y defender sus propios intereses públicos -pues prevalece una relación de poder tan supra en todos los sentidos- resulta ingenuo, por decir lo menos, suponer que cambiando algún término en el nombre o algunos detalles accesorios en el contenido cambie algo de lo sustantivo. Un cambio cosmético no podrá esconder que se trata de un formato único, similar a lo irresponsablemente firmado por los gobiernos de Perú y Colombia -dónde vemos ya los dramáticos efectos en el campo, entre otros-.

Encontramos, sin embargo, que se esgrime el mismo argumento que los impulsores locales del ALCA y sus sucedáneos han repetido por años: se trata de asegurar mercados para los productos que ya nos compran y ojalá otros –anclando así una matriz productiva que se busca cambiar-, de mantener ventajas arancelarias y, más bien como pretexto, proteger empleos en esas empresas o sectores.  En esa balanza, toda la rica agenda de soberanía y transformación económica contenida en la Constitución y otros instrumentos, así como la de integración alternativa lucen huérfanas, carentes de poder.

Junto con ello, se observa una discrepancia entre lo que cada parte dice estar negociando. La voz de los protagonistas no da lugar a interpretaciones: los voceros de la UE no han dejado de referirse a la adhesión a un acuerdo en iguales condiciones que lo firmado con Perú y Colombia. Los representantes de nuestro gobierno, sin duda con buenas intenciones y buena voluntad, dicen que se firmará otra cosa, algo ‘mejor’. Y, casi por encima de los unos y los otros, los representantes empresariales criollos y europeos protagonizan cada vez más las negociaciones y las vocerías, al punto que sus declaraciones sobre la importancia, ‘necesidad’, anticipación de la firma y otros toman la delantera y pasan a ser secundados por anuncios oficiales.

¿Podremos revertir las cosas al constatar –no eventual sino seguramente- que ‘nos equivocamos’, como se ha dicho? No estamos ante un dilema jurídico o burocrático, sino ante un asunto de poder económico y político que, de no ponerse en la perspectiva de sus verdaderos alcances e interrelaciones con lo global, terminará por dar al traste con todos los esfuerzos transformadores avanzados en el país, será una derrota histórica irreversible.

Quito, 11 de julio de 2014

- Magdalena León es economista ecuatoriana.

Alberto Arroyo, México. TLC: La pregunta es ¿para quién negocian?


Publicado el 07/07/2014
Ecuador y la Unión Europea llevarán a cabo esta semana la cuarta ronda de negociación de un acuerdo comercial tipo TLC.

Alberto Arroyo de la Red Mexicana de Acción frente al Libre Comercio (RMALC) señala que en México, donde se aplica un Acuerdo de Asociación con la UE desde hace 14 años, hubo "pequeñas islas exitosas", mientras el más afectado fue el campo.


martes, julio 01, 2014

Acuerdo comercial Ecuador-UE - El caso de una rana muy especial

Este vídeo aborda uno de los temas de discusión centrales en la actual negociación de una tratado de comercio entre el Ecuador y la Unión Europea: La Propiedad Intelectual

¿Como ésta es utilizada por el neoliberalismo y las grandes transnacionales para sacar colosales beneficios económicos basados en explotación y miseria de los pueblos?

¿Como entender los intereses que se encuentran detrás de la agenda neoliberal de Propiedad intelectual, principalmente en temas de Biodiversidad, Salud, Transferencia Tecnológica...?