La agenda neoliberal de las últimas cuatro décadas puede haber sido
buena para el 1% en la cúspide de la pirámide, pero no lo fue para el
resto. Yo predije tiempo atrás que, con el pasar del tiempo, llegaría el
día en el que este estancamiento tendría consecuencias políticas. Ese
día ya ha llegado.
http://www.el-nacional.com/joseph_e-_stiglitz/brexit-futuro_0_880712008.html
Del brexit al futuro
Pasará mucho tiempo antes de que Gran Bretaña y Europa
asimilen, en su plenitud, las implicaciones del referéndum brexit del
Reino Unido. Las consecuencias más profundas, por supuesto, dependerán
de la respuesta de la Unión Europea a la retirada del Reino Unido. En un
principio, la mayoría de las personas asumieron que la UE no “se
patearía a sí misma, autocastigándose”, al fin y al cabo, un divorcio
amigable parece ser lo mejor para todos. Sin embargo, el divorcio – como
pasa en muchos casos – podría llegar a ser problemático.
Los
beneficios del comercio y la integración económica entre el Reino Unido y
la EU son mutuos y si la UE tomó en serio su convicción de que una
mayor integración económica es la mejor alternativa, sus líderes
deberían buscar garantizar los vínculos más cercanos posibles teniendo
en consideración las circunstancias. Sin embargo, Jean-Claude Juncker,
el arquitecto de los mecanismos de evasión de impuestos corporativos
masivos de Luxemburgo y en la actualidad Presidente de la Comisión
Europea, está tomando una línea dura: “fuera significa fuera”, dice él.
Es
posible que esta reacción precipitada sea comprensible, si se tiene en
cuenta que Juncker puede llegar a ser recordado como la persona que
presidió la etapa inicial de disolución de la UE. Él argumenta que para
disuadir a otros países que pudiesen querer salir de la UE, se debe
actuar de manera inflexible; y, se debe ofrecer al Reino Unido solamente
un poco más de lo que ya está garantizado mediante los acuerdos de la
Organización Mundial del Comercio.
En otras palabras, no se debe
mantener unida a Europa por los beneficios que brinda, mismos que
superan con creces los costos. La prosperidad económica, el sentido de
la solidaridad y el orgullo de ser un europeo no son suficientes, según
Juncker. Se debe mantener unida a Europa mediante amenazas, intimidación
y miedo.
Esa posición ignora una lección enseñada tanto por el
voto Brexit como por las elecciones primarias del Partido Republicano de
Estados Unidos: grandes porciones de la población no tienen una vida
próspera. La agenda neoliberal de las últimas cuatro décadas puede haber
sido buena para el 1% en la cúspide de la pirámide, pero no lo fue para
el resto. Yo predije tiempo atrás que, con el pasar del tiempo,
llegaría el día en el que este estancamiento tendría consecuencias
políticas. Ese día ya ha llegado.
A ambos lados del
Atlántico, los ciudadanos culpabilizan a los acuerdos comerciales,
señalándolos como una de las fuentes de sus males. Si bien esa es una
simplificación excesiva, es comprensible. Los tratados comerciales de
hoy en día se negocian en secreto, en estos tratados los intereses
corporativos están muy bien representados, pero los ciudadanos o
trabajadores de a pie están completamente excluidos. Como era de
esperar, los resultados han sido parcializados: la posición de
negociación de los trabajadores se ha debilitado aún más, agravando los
efectos que tienen las leyes que socaban los derechos de sindicatos y
empleados.
Si bien los tratados comerciales desempeñaron un papel
en la creación de esta desigualdad, hubo mucho más que contribuyó a
inclinar la balanza política en dirección al capital. Las normas de
propiedad intelectual, por ejemplo, han aumentado el poder que tienen
las compañías farmacéuticas para elevar los precios. Sin embargo,
cualquier aumento en el poder de mercado de las corporaciones de hecho
se traduce en una reducción de los salarios reales – hoy en día, el
aumento de la desigualdad se ha convertido en una característica
principal de la mayoría de los países avanzados.
A lo largo y
ancho de muchos sectores, la concentración industrial es cada vez mayor –
así como también lo es el poder del mercado. Los efectos de los
salarios reales estancados y en descenso se han combinado con los
efectos de la austeridad, lo que hace que se ciernan amenazas de
recortes de los servicios públicos, de cuyas prestaciones sociales
dependen grandes cantidades de trabajadores de medianos y bajos
ingresos.
La incertidumbre económica resultante para los
trabajadores, al combinarse con la migración, fermentó una pócima
tóxica. El Occidente contribuyo a muchas de las guerras y opresiones de
las que hoy son víctimas los refugiados. Proporcionar ayuda es una
responsabilidad moral de todos, pero especialmente de las Potencias que
en el pasado fueron colonizadoras.
Y, sin embargo, a pesar de que
muchos podrían negarlo, un aumento en la oferta de mano de obra poco
cualificada conduce – siempre y cuando se tengan curvas de demanda
normales con pendientes negativas – a salarios de equilibrio más bajos.
Y, cuando los salarios no se pueden bajar, o directamente no se los
baja, el desempleo aumenta. Esto es más preocupante en los países donde
la mala gestión económica ya ha dado lugar a un nivel alto de desempleo
generalizado. Europa, especialmente en la eurozona, ha sido mal
administrada durante las últimas décadas, hasta llegar al punto de que
su desempleo promedio es de dos dígitos.
La migración libre dentro
de Europa, de manera predecible, se traduce en que los países que han
tenido un mejor desempeño en cuanto a la reducción del desempleo van a
ser los países que terminen con una proporción de refugiados superior a
la que se consideraría como equitativa. Los trabajadores de estos países
asumen el costo de los salarios disminuidos y el aumento del desempleo,
mientras que los empleadores se benefician de tener a disposición mano
de obra barata. No es de extrañar que la carga de los refugiados recaiga
sobre quienes tienen menor capacidad para llevar su peso.
Por
supuesto, se habla mucho acerca de los beneficios netos de la migración
de lugares menos poblados a lugares más poblados. En el caso de un país
que proporciona a todos sus ciudadanos un bajo nivel de prestaciones
garantizadas – es decir, niveles bajos de protección social, educación,
salud y otros – eso sí puede ser cierto. Sin embargo, en países que
proporcionan una red de seguridad social bastante decente es todo lo
contrario.
El resultado de toda esta presión a la baja que se
ejerce sobre los salarios y para incrementar los recortes en los
servicios públicos ha aniquilado a la clase media, extrayendo sus
entrañas; y ha tenido consecuencias similares en ambos lados del
Atlántico. Los hogares de clase media y trabajadora no han recibido los
beneficios del crecimiento económico. Ellos están conscientes de que los
bancos son los causantes de la crisis del año 2008; sin embargo, acto
seguido vieron que se destinaron miles de millones para salvarlos y
montos triviales para salvar sus hogares y puestos de trabajo. Si se
considera que el ingreso promedio real (ajustado por la inflación) de un
trabajador a tiempo completo en Estados Unidos está en un nivel más
bajo del que estuvo hace cuatro décadas, la presencia de un electorado
enojado no debería causar ninguna sorpresa.
Para añadir a todo
esto, los políticos que prometieron el cambio no cumplieron con lo
esperado. Los ciudadanos de a pie sabían que el sistema no era justo,
pero se tuvieron que enfrentarse a la realidad de que el sistema es
incluso más amañado de lo que habían imaginado, y perdieron la poca
confianza que aún tenían en la capacidad o la buena voluntad de los
políticos tradicionales para corregir dicha situación. Eso, también, es
comprensible: los nuevos políticos compartían la visión de futuro de
aquellos quienes habían prometido que la globalización beneficiaría a
todos.
Sin embargo, emitir un voto iracundo no resuelve los
problemas, y puede hacer que una situación política y económica pase del
sartén a las brasas. Esta apreciación también es válida con respecto a
la respuesta que se da frente a dicho voto iracundo.
El pasado
pisado es un principio básico en economía. A ambos lados del Canal de la
Mancha, el ámbito político ahora debería dirigir sus esfuerzos a
comprender cómo, dentro de una democracia, la clase política pudo hacer
tan poco por abordar las preocupaciones de tantos ciudadanos. Todos y
cada uno de los gobiernos de la UE deben ahora considerar la mejora del
bienestar de los ciudadanos de a pie como su objetivo principal. Una
mayor cantidad de ideología neoliberal no ayudará en lo absoluto. Y,
debemos dejar de confundir los fines con los medios: por ejemplo, el
libre comercio, en el caso de ser bien administrado, podría traer mayor
prosperidad compartida; pero, si es mal administrado, sin lugar a dudas
reducirá el nivel de vida de muchos ciudadanos – posiblemente de la
mayoría.
Existen alternativas al actual régimen neoliberal, son
alternativas que pueden crear prosperidad compartida, al igual que
también hay alternativas – como por ejemplo la Asociación Transatlántica
para el Comercio y la Inversión con la UE que propone el presidente
estadounidense Barack Obama – que podrían causar muchísimo más daño. Hoy
en día el desafío es aprender del pasado, con el fin de abrazar las
alternativas mencionadas primero y evitar las segundas.
Copyright: Project Syndicate, 2016.
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