Hartas
de ser consideradas sólo como responsables del cuidado del hogar y la
familia –y por tanto relegadas de las actividades económicas–, las
mujeres quieren estar presentes en la toma de decisiones y ser
reconocidas como agentes de desarrollo.
Así
lo expresaron feministas y expertas en economía al hacer una reflexión a
propósito de la séptima cumbre del G-20, llevada a cabo este 18 y 19 de
junio en Los Cabos, Baja California Sur, reunión en la que exigen se
incluya la perspectiva de género.
Según la agencia Cimac Noticias,
la socióloga y feminista Leonor Aida Concha explica que a las mujeres
se les relega de los temas económicos porque se cree que en su mayoría
son inactivas, y que las tareas que realizan en el hogar no tienen valor
y por ende no se pagan.
Sin
embargo la también antropóloga sostiene que esta idea es falsa porque a
través del trabajo no remunerado y del cuidado y crianza de los hijos
las mujeres forman personas, y les generan capacidades y cualidades que
después serán aprovechadas en el mercado laboral.
Es
decir, las mujeres que limpian la casa, alimentan, educan y cuidan a
los hijos, los enfermos y los abuelos, aportan al desarrollo,
crecimiento y sostén de la economía porque aunque ese trabajo no es
asalariado tiene un valor importante en la sociedad.
Pero
no sólo eso, estas actividades se traducen en un valor monetario. El
Inegi reporta que para 2010 las mujeres realizaban 79.4 de cada 100
horas de trabajo doméstico no remunerado, lo que equivale a 76 de cada
100 pesos generados.
Esa
labor representa 21.9 por ciento del Producto Interno Bruto (PIB) –casi
la cuarta parte del total–, mientras que la aportación de los hombres
es de únicamente 5.3 por ciento. Tan sólo “proporcionar cuidados y apoyo
a los integrantes del hogar” –función que recae esencialmente en las
mujeres– aporta 6.9 por ciento del PIB, precisa el Inegi.
En
2010, el PIB de México ascendió a casi 8.9 billones de pesos. El
trabajo doméstico no remunerado de las mujeres en ese año representó
casi 2 billones de pesos.
El
PIB es el volumen total (en dinero) de los bienes y servicios que
produce un país al año en los sectores agropecuario, industrial y de
servicios.
Además
de sus tareas domésticas, millones de mujeres también trabajan en
empleos formales en empresas, fábricas e instituciones de gobierno, o
informales, como negocios propios o pequeños comercios.
El
Inegi reporta que al primer trimestre de 2012 (enero-marzo) de los 47.1
millones de personas ocupadas que generaron algún bien o servicio, 17.8
millones eran mujeres, es decir más de un tercio de las personas
ocupadas laboralmente.
Rocío
Mejía, integrante de la Red Género y Economía, sostiene que esto
comprueba que la población femenina participa activamente en los ciclos
económicos y que la crisis económico-financiera mundial les impacta de
manera particular.
Aclara
que las políticas neoliberales avaladas en foros internacionales como
el G-20 repercuten en los bolsillos de las madres y jefas de familia, ya
que para evitar una nueva crisis económica los líderes mundiales
recortan subsidios a servicios como educación y salud.
Marcela
Orozco, economista y académica de la UNAM, califica como alarmante que
la y los candidatos presidenciales no tengan propuestas con perspectiva
de género, para generar empleos bien remunerados y con prestaciones; ni
para promover el crecimiento económico.
La
experta critica que se siga viendo a las mujeres como jefas de familia o
madres solteras que necesitan políticas asistencialistas, y no como
ciudadanas activas que pueden ser agentes económicos y de desarrollo.
Fuente http://www.mundodehoy.com/index.php/noticias/nacional/12497.html
Fuente http://www.mundodehoy.com/index.php/noticias/nacional/12497.html
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